lunes, 29 de septiembre de 2008

DE MIS VALENTÍAS Y QUIJOTADAS

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, ha tiempo que me educaban para ser una cauta Dulcinea. Sin embargo yo, como perfecta rebelde que lleva la contraria en todo, no recuerdo otra infancia que no sea la de vestir mi realidad de ensueños y osadías. Cual Don Quijote en pleno ostracismo, llenaba continuamente mi cabecita loca con historias caballerescas. Cada noche, encerrada en la soledad de mi habitación, con la mirada perdida en el techo, buscaba escenarios fantásticos donde escaparme por unas horas de aquel pequeño pueblo que limitaba mis tremendos deseos de expansión. Mi familia pensaba que eran cuentos de niña en su etapa del pensamiento mágico, pero a medida que iba creciendo, se fueron haciendo conscientes de que mi identidad se construía en la misma dirección, con la fuerza añadida de un comprometido coraje por las causas importantes.

Y es que uno es como es y si a eso le añadimos ciertas vivencias con poso, uno todavía es “más como es”. Y aquí me encuentro, con el cuerpo adulto y muchas cicatrices a la espalda, blandiendo aún espadas con mi valentía quijotesca y apostando fuerte por la vida, en un empeño que roza lo suicida.

Aún no entiendo muy bien cual es el motivo por el que juego tan duro arriesgando abiertamente y sin miedo a perder, lo entendería si mi apuesta fuese material, pues es algo de lo que puedo prescindir, pero no cuando lo que siempre arriesgo es mi talón de Aquiles, cuando siempre acabo arriesgando mi propio corazón, mi pobre y dañado corazón, que cada día me mira lastimoso suplicando auxilios urgentes y cuidados extremos. Pero los quijotes no nos detenemos ante las advertencias de ningún sancho y cada día me arrojo, lanza en alto, a luchar contra molinos de viento que para mi eran gigantes. Las heridas que traigo de esas batallas son severas, pero aquí sigo arriesgando con fe, a pesar de haber tenido que aprender a fuerza de golpes porqué a mi héroe le llamaban el Caballero de la Triste Figura.

De vez en cuando, algún otro caballero de corazón sensato te recuerda los peligros de ser un huracán de fuerza seis o la prudencia de conducir a treinta por hora, pero poco se puede hacer contra un corazón loco que no sabe hacer otra cosa que seguir exponiéndose a morir a cambio de un abrazo bajo las estrellas, de un beso de miel, de una mirada derretida, de unas manos de terciopelo, de una voz de seda en tus oídos, de un trocito de luna, de un cachito de amor o del atrevimiento de soñar un futuro perfecto...

No estamos en un mundo favorable para caminar sin armaduras, sin máscaras y sin trincheras, pero a mi me molestan estas protecciones y continuo avanzando al natural, sin más. Porque cuando has sido testigo de tanta tristeza, de tantas vidas desperdiciadas que acaban llevando la muerte a cuerpos jóvenes, sabes que no hay tiempo que perder y cuando en medio del desierto te tropiezas raramente con un manantial, no puedes pasar de largo sin beber de él, aunque sus aguas resulten venenosas, aunque eso sea el final para ti. A pesar de todo, es mejor intentar la hidratación que continuar andando con la sed acuciando intensamente, una sed que te llevará al mismo final de todas formas, con la diferencia de no haber intentado, al menos, beber de las aguas que se te brindaron una vez.

Así transito por este mundo, como una valiente con sus quijotadas -absurdas tantas veces, preciosas otras muchas-, cabalgando sobre un rocinante vulnerable, debilitado y casi agonizante, pero, eso sí, cabalgando valiente, sin miedos. Aunque últimamente me preocupa estar desarrollando cierta fobia curiosa. Tengo un miedo, sí, TENGO MIEDO AL MIEDO, un miedo atroz a ese miedo que paraliza a las personas, que las hace esclavas de sí mismas, que las conduce a pequeños castillos de aislamiento, que estrangula sus sueños y que las mata por dentro convirtiéndolas en soldados aprensivos que se retiran del campo de batalla antes de llegar a él. Y así, cada vez que me encuentro con alguien que me habla de sus temores, mi valentía exacerbada se queda petrificada y me echo a temblar.

Lo peor es cuando el temor es A SER FELIZ (t-e-n-g-o-m-i-e-d-o-a-s-e-r-f-e-l-i-z), paradójico, ¿no?. Es como negarse a probar un dulce por si nos gusta demasiado, más bien por si nos gusta demasiado y después lo perdemos. Pero entonces, ¿en que se convierte la vida?, ¿quizá en mantener un estado de frustración crónico para no caer en la frustración? -¿¡qué!?-, ¿quizá en probar sólo aquello que preveamos que nos puede gustar poco para que no duela tanto la posible pérdida?, ¿o tal vez en no degustar nada?, ¿o mejor, en fabricarnos una burbuja de cristal desde donde veamos pasar la vida delante de nuestros ojos?, la vida de los otros, la de los valientes, claro.

Pueden llamarme loca insensata, pero este es mi deporte de riesgo, sí señor, practico la vida y practico la entrega del corazón allá donde creo que la causa merece, a pecho descubierto, sin corazas. Y sigo arriesgando, a pesar de estrellarme contra molinos de viento.

Heridas, haberlas haylas, y duelen, duelen mucho, pero ¿cómo, si no, ser quijote en medio de un mundo de sanchos?.


17 comentarios:

Anónimo dijo...

Y seguirás blandiendo la espada, sin miedo, ni harás caso a nadie sensato, y segurás jugando y apostando fuerte... Algunas no tenemos remedio!!!! ¿O nos vamos a conformar con una vida vulgar, monótona y cansina...?

Besitos "Dulcinea"

el piano huérfano dijo...

sin palabras, lo dices todo, marcas una vida entera, y yo con tu permiso me quedo con aquella frasa; que tengo miedo ser feliz,es como dar un caramelo a un niño y él niño lo guarda para que no se termine nunca, y nunca llega a saborearlo.

de tu valentia puedo comentar bloques enteros, eres una luchadora que conoce el olor del sudor del miedo, y al mismo tiempo sueñas como un soldado libre.

un beso

por cierto es cierto ;falta poco para que toque al piano ahora solo le falta tu prometida visita

Cristina dijo...

Sí Reina, no tenemos remedio, y ¿qué le vamos a hacer si la vida nos hizo así, kamikazes del corazón?

Gracias por tus palabras Raquelita. Todos hemos tenido miedo alguna vez a ser felices porque el dolor después del placer duele más que el dolor después del dolor, pero acostumbrarse a vivir en un eterno sinsabor es lo más insano que existe.
Ya hemos hablado de las curvas de la vida, son tan naturales como nacer y morir, artificializar nuestro estado emocional permanentemente es fabricar un circulo vicioso absurdo que nos mantendrá en la insatisfacción perenne para evitar estar insatisfechos. Hay que dejar que las curvas hagan sus subidas, sus picos, sus llanuras y sus bajadas y así sabremos que estamos vivos. Así que, qué miedo ni qué miedo, a luchar guerrera!

Anónimo dijo...

Como reza un viejo provervio chino tu sabrás lo que haces y porqué lo haces

Anónimo dijo...

Yo pienso como tu, que nunca hay que tener miedo a ser FELIZ, quien no se arriesga, nunca lo será. La gente tiene que luchar por lo que les gusta y AMAR sin parar a pensar, si amo luego me harán daño, quien no se arriesga, no tendrá nada en la vida. AMAR es un privilegio que no todo el mundo tiene y TU ERES PRIVILEGIADA..Besitos de tu rubia madrileña

Cristina dijo...

Al primer anónimo: pues sí, yo se lo que hago y porque lo hago. Dudo que ése sea un proverbio chino, pero te regalo otra selección de frases célebres que te podrían responder:

"No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma"

"La vida es algo que te sucede mientras haces otros planes"

"No hay camino hacia la libertad, la libertad es el camino"

"Por la calle de después se llega a la plaza de nunca"

"El secreto del éxito es la constancia en el propósito"

"No hacer nada es el camino para no ser nadie"

"Si uno es demasiado cuidadoso, estará tan ocupado en serlo que seguramente tropezará con algo"

"Las puertas sólo se abren para quien gira el picaporte"

"Si haces lo que siempre has hecho nunca llegarás más allá de donde siempre has llegado"

"No existe ningún genio sin un toque de demencia"

"Un idealista es aquel que, al notar que una rosa huele mejor que una col, concluye que hará una sopa mejor…"

...en fin, podría pasarme así el día entero, espero haberte aclarado. En resumen, mi propósito es llegar a mi muerte habiendo merecido la pena mi vida.
Me sigues dejando con la incertidumbre de tu anonimato, espero alguna señal. Saludos.

A la segunda sí reconocida y queridísima anónima: gracias tesorete, estamos de acuerdo en que amar es un privilegio, pero parece que en este mundo además se está convirtiendo en una rareza.

Unos besitos.

loose dijo...

Desde luego que, quien no arriesga no gana...
Aunque, a veces, nos estrellemos y nos duelan mucho las heridas, sacaremos lo positivo y aprenderemos muchas cosas de las mismas, aunque sean para volver a arriesgar, para volver a apostar. Nunca el tiempo es perdido.

Y estoy contigo además...por lo menos que el día que la muerte llame la puerta, podamos pensar que nuestra vida ha merecido la pena, con sus caídas, aprendizajes, riesgos, temores, valentías y quijotadas...

Un besito muy grande.

Raúl Navarro dijo...

¿Miedo?. Espero que en lo referente al miedo te refieras a otras personas. Nunca he percibido en tí miedo por la felicidad y lo demuestras día a día. Creo que muchos deberían aprender que es mejor ser valiente y arriesgar, salta el precipio, a quedarse con las ganas de saber si saltándolo hubieran llegado a la otra orilla. Habrá que lanzarse digo yo, aunque sólo sea para disfrutar de un refrescante baño.

Besotes.

Cristina dijo...

Pues sí loose, ahí ando yo luchando. Te deseo lo mismo, que apliques esas palabras si realmente crees en ellas. Un besito.

No Raúl, mi único miedo, forzado desde fuera, es al miedo de los demás porque por muy Quijote que se sea, los golpes duelen igual, más quizá cuando has puesto toda la carne en el asador y te ves después llamándote IMBÉCIL a lágrima viva. De esa valentía hablaba, de la de saltar el precipio conociendo el riesgo de estrellarte y aún así hacerlo. Bueno, qué te voy a contar que no conozcas!. Esperaremos a que algún día nos dejen llegar a la otra orilla o al menos darnos ese baño refrescante. Unos besitos.

Shidermo dijo...

Pues mira que a mi, aun pecando de no conocerte mucho, no me parece que seas tan quijotesca. No dudo de tu capacidad para la fantasía y de tus aventuras más allá de las fronteras de tu pueblo, pero creo que apostar fuerte por la vida y arriesgar no es de Quijotes sino de una valerosa aventurera de la vida. Quijotes son aquellos que, llevados por la insatisfacción de su vida, se montan algunas historias paralelas en las que están ansiosos por sacar lo mejor de ellos mismos pero por su propio montaje y deseo desmedido les hace confundir la realidad hasta toparse con un molino. No creo que ese sea tu caso, por lo menos no en la mayoría de las ocasiones.

Yo más bien te veo como una comprometida investigadora en busca de un descubrimiento que cambie el mundo, que a veces ha estado muy cerca y un incendio ha destruido su laboratorio, que a veces se ha retirado de su búsqueda o que cuando ha vuelto se ha enredado con investigaciones menores, que ha apostado por líneas de investigación que no han resultado las correctas pero que sin duda, y seguro que gracias a su pasión por ello, llegará algún día que gritará a los cuatro vientos... eureka!!!!!!!

Anónimo dijo...

Si algo admiro de ti es tu valentía.Luhas por lo que quieres y eso es lo importante.

Sigue adelante tu eres Don Quijote.Nadie ni nada deben detenerte.

Besos Pompera.

Cristina dijo...

Jo, Shidermo, como diríamos por aquí, me dejas pasmá!. No pecas tanto de no conocerme porque la definición, vista así, se acerca más a lo que yo busco. Es cierto que la fantasía me caracteriza, pero la que llena todo de magia, de dulzura y de ilusión por la vida, no la engañosa, la que conduce a dependencias patológicas o la autodestructiva. Sin querer pecar de vanidosa, me quedo con lo de valerosa aventurera e investigadora comprometida que, aunque nunca logrará cambiar el mundo, se conforma con hacer del suyo algo bonito, digno y especial. El día que lo consiga gritaré eureka! Aunque no me averguenza reconocer que a veces también cometo ciertas quijotadas. Gracias Shidermo. Un beso cariñoso.

Hola Pomperilla!, tu y yo tenemos que ensayar unas cuantas lecciones de valentía juntas. Aún tenemos tiempo de aprender y cambiar muchas cosas. Unos besotes fuertes.

loose dijo...

Tienes toda la razón del mundo, pero creo que sabes que, la teoría es muy fácil, lo malo viene cuando hay que ponerlo en práctica.
Yo estoy en ello, voy poquito a poco.

No tengo prisa por llegar a ninguna meta, lo único que quisiera es, seguir el rumbo indicado, el correcto, ese que haga que me desprenda de mis miedos y limitaciones.
Simplemente eso...

Un beso.

loose dijo...

(...)Y hay momentos en la vida que, el camino se te hace muy cuesta arriba...

Cristina dijo...

Lo se Loose, lo se, deje abajo demasiadas cuestas arriba y las que me quedan... Por eso, mucho más allá de las teorías, se bien de lo que hablo.

Todo tiene sus procesos, no hay prisa, siempre que no te lleve al estancamiento.

Animo y a escalar poquito a poco.

Un beso.

el piano huérfano dijo...

por tu comentario
te debo una
tu sabes de que hablo
realmente te debo una
has roto el velo y vuelvo a sonreir como una niña chica

gracias amiga, te debo mas que una para en esa ocasion me has ganado, y has ganado por mi y para mi

Cristina dijo...

No me debes nada pianito, ni siquera he sido consciente de haberte dado nada, pero si lo he hecho, nunca espero recibir a cambio o ser pagada por ello, recuérdalo. Soy así de egoista, doy porque disfruto dando, si recibo lo disfruto también, pero si no, no siento un vacio por llenar.

En todo caso, te doy públicamente las gracias a ti por todo lo que ya sabes y por esa ternura que me haces sentir cuando me llamas "mi Cristina".

Eres un sol. Un millón de gracias.