lunes, 1 de septiembre de 2008

RAZÓN VERSUS EMOCIÓN


-¡¡¡Toc, toc, toc!!!
-¿Quién es?

-Soy yo, tu razón, ábreme la puerta.
-¡Vete, déjame tranquila, quiero llorar!

-Por eso te llamo, te estoy oyendo.
-Ahora no quiero verte, estoy con mi emoción.

-Deja ya de lloriquear y piensa con racionalidad.
-No quiero, estoy harta de aguantar el tipo y de buscar explicaciones racionales a algo que le pertenece al corazón.

-Siempre has sido congruente y has sabido aplicar tus experiencias a la realidad. Sabes que esta vez es igual y que terminarás por actuar correctamente, así que ¡deja de malgastar el tiempo en emociones tontas y de comportarte como una cría!
-Te he dicho que estoy cansada de mantenerme en pie y de ser ecuánime. Hoy quiero permitírmelo, quiero rebozarme en mi pena, quejarme de mi mala suerte, echar la culpa de todo al cielo, enfadarme con todo el mundo, gritar hasta quedarme afónica, descolocarme entera y beber hasta perder la conciencia. ¡Lo necesito, necesito sacar este tapón de mi alma!

-Estás siendo injusta, sabes que no hay mala suerte, que la suerte se construye y que, en todo caso, la mala suerte siempre trae algo bueno detrás que te sirve para crecer. Sabes que la culpa es inútil y que, en todo caso, nadie la tiene más que tú, que todo lo que te duele es porque tú permites que te duela, que nadie tiene el poder de herirte a no ser que tú se lo regales. Y sabes que gritar, descolocarte y beber, no te servirán de nada, salvo para sentirte después peor entre una enorme resaca y un dolor infernal de garganta. ¡¡Déjate de tapones del alma y ponle las pilas a tu cerebro, que cuando quieres funciona muy bien!!
-Hoy no, por favor, déjame en paz, ¿por qué nunca lo haces?, ¿por qué siempre vienes a bloquear mi dolor?. En realidad es culpa tuya que yo todavía esté así, no me has dejado nunca despedirme de mis heridas, siempre me has negado el derecho a expresar cualquier emoción negativa y si sólo te dejan ponerle el traje de luces a las emociones positivas, uno acaba sintiéndose como yo ahora, a medias, como un mimo tramposo que representa su obra utilizando sólo la máscara alegre de la tragicomedia y que esconde la triste en un baúl intentando ahogar la parte “tragi” del binomio.

Al otro lado de la puerta, la razón da unos pasos hacia atrás, sintiéndose un tanto desarmada de argumentos porque hasta desde la emoción alguien ha conseguido darle una lección de coherencia. Pero cobra fuerzas y vuelve al ataque:

-¿Y qué hay de tu crecimiento personal?, nunca podrás lograrlo si le das el poder a tu corazón.
-Con el corazón se han edificado las vidas más hermosas. Si tengo que elegir, yo me quedo en su reino.

Refunfuñando y masticando pésimas hipótesis entre dientes, la razón cede en su empeño y se gira, alejándose por el camino del más petulante razonamiento.
Detrás de la puerta se escucha el desgarro de un llanto.

9 comentarios:

loose dijo...

Hola corazón.
Me siento tan identificada con este cuento...
Cuántas veces me cuestiono anteponer mi razón a la emoción o viceversa , y todo ello claro está con sus posibles consecuencias, por favor, faltaría más...

Es como la frase que, en su momento dijo Avatar y que Reencontrándome se ha encargado de recordarme:

"LA EMOCION DECIDE Y LA RAZON JUSTIFICA".

Uf!, qué de vueltas le doy en mi cabeza.

Lo único que se me ocurre es que, debemos encontrar ese equilibrio entre las dos para poder hacer bien nuestra elección.
Pero me resulta tan difícil...
Porque hay veces que la emoción es la que te grita que es la que tiene "razón". Y ésta, a su vez es cabezota y se empeña en no dar nunca su brazo a torcer, y se tapa los oídos para no oir a nuestro corazón.

¿Qué hacer, pues?...

Anónimo dijo...

En las peleas entre la razon y la emoción unas veces gana una y otras veces la otra. En mi opinión ninguna de las dos situaciones es una victoria. Cuando la emoción se queda sola en la habitación se siente así sola, perdida, cuando la razón se queda sola en la habitación se queda así, sola, fría. Quizá algún día consigamos la difícil tarea de que ambas estén el la habitación, abrazadas, escuchándose, respetándose, cuidándose, porque creo que sólo juntas serán capaces de recorrer los caminos más exigentes.

Tú Cristina, que tienes un corazón enorme y una mente que no le anda a la zaga, puedes tener unas peleas enormes pero también unas posibilidades todavía mayores...

Cristina dijo...

Queridos amigos, loose y anónimo, muchísimas gracias por vuestras palabras.
Evidentemente la única solución buena en estos casos es llegar a conciliar ambos lados (racional-emocional), ya lo se, siempre acabo llegando ahí, pero a este convencimiento de nuevo sólo se llega desde la corteza cerebral, no desde el sistema límbico, ni siquiera desde la conjunción entre ambos. Lo que ocurre es que a veces el corazón ruge tan fuerte que ambas partes se disocian quedando cada una a un lado de la puerta.
Mi única intención fue simplemente expresar un estado emocional.
Muchas gracias anónimo por tu comentario, debes conocerme bien, y sí, en ello estoy, entre peleas y posibilidades, pero me conozco y se que a medio-largo plazo explotaré las grandes posibilidades que me ofrece la alianza entre mi mente y mi corazón.
Un beso enorme.

loose dijo...

Hola amor.
Conozco perfectamente ese estado emocional que parece estar tan aferrado a nosotros que le da pánico que intentemos deshacernos de él.
Mi sistema límbico se encuentra activado continuamente, del que brotan las emociones sin cesar...

Alguien me dijo en varias ocasiones que, una de las maneras de activar la corteza cerebral y que haga funciones compensatorias para con el sistema límbico, era plasmando en un relato emociones, sentimientos, experiencias, pensamientos,...
Hablando desde la subjetividad, esa manera tan nuestra, tan particular.

Dejar que fluyan las emociones, no frenar, no a la contención.

Así que sigamos escribiendo...
Sigamos expresando nuestras emociones!
Y recuerda que cada vez que te leo me enseñas algo nuevo. Me das calor y seguridad y no todos poseemos esa falicidad para llegar a conectar con el corazón de los demás, aprovecha esa sensibilidad.

Muchos besos.

el piano huérfano dijo...

hola mi alma

y a mi me parece o me ocurre que llego a esa paz entre mi emocion y razon, cuando saco toda la rabia fuera, toda la emocion, todo lo que siento, cuando dejo que el dolor suba que sea mas fuerte y que duela mas, hasta que el dolor se cansa y vuelve junto a la razon y le dice; que razon tenias, pero no te escuche porque queria experimentarmelo, ahora lo sé.

Raúl Navarro dijo...

Siempre he pensado que si hubiera sido más pasional me hubiese ido mejor en la vida (al menos en el tema de relaciones). Ya me conoces y sabes de mi situación. He utilizado tanto la razón (la mayoría de las veces de una forma absurda), que aquí me tienes lamentádome de las oportunidades perdidas. Siempre he creído en lo de "dejarse llevar" al menos para algunas cosas, pero nunca lo hice.
Claro que emoción y razón deben ir unidas, sería de tontos pretender mantenerlas alejadas de forma constante. Sin embargo, ¿por qué no disfrutar de las emociones, sobre todo si son positivas, sin que nuestra razón le ponga cortapisas a priori?.
Besos.

Cristina dijo...

Loose, sí a la expresión de emociones, no al freno y a la contención, la forma y las personas con quién hacerlo queda a nuestra elección. Gracias de nuevo, intentaré seguir conectando con los corazones.

Mi piano, sigamos haciendo nuestras curvas, a pesar del mareo que nos produzcan a veces. Creo que de curvas y mareos tú y yo ya sabemos bastante.

Raúl, qué decirte que no hayamos hablado tantas veces, sabes que de pasional me sobra para regalar y que siempre te he ofrecido un cachito para aplicártelo, a cambio te he pedido trocitos de cordura. Es un priveligio contar con esa columna de apoyo recíprocamente, así que ya sabes, complementándonos, complementándonos, igual llegamos a alguna armonía sensata.
Pero nunca olvidemos que este paseo por la vida no admite demasidas demoras al cumplimiento de los sueños. No dejemos que al balance final le quepan muchas oportunidades perdidas.

Besos cargados de emoción a todos.

Anónimo dijo...

Vale, no le des la razón al corazón, pero tampoco a la razón, es demasiado fría y se equivoca tanto como él.

¿Qué fue de tu intuición? No sé porqué, pero creo que te sobra.

Un besito. R

Cristina dijo...

Hola Reina, muy bienvenida a mi jardín. Has sido un descubrimiento y a la vez una gran conquista para mi ;)
Claro que no le doy toda la razón a la razón (valga la redundancia), difícil para alguien como yo que es sobre todo corazón, pero sí pienso que en el equilibrio entre ambos está la mejor respuesta, eso sí, cuando toca corazón, toca corazón.
Te espero mucho más por aquí.
Besos y guiños.