viernes, 13 de junio de 2008

SU Y LA LUZ

No deja de sorprenderme el lado amable de la vida, a veces llegas a acostumbrarte a vivir en una sucesión de hechos negativos y trágicos y, aunque los aceptas y los asumes como parte natural de lo que nos toca vivir, no te abandona una cierta sensación de indefensión y de mala suerte. Esta era la realidad que llevaba siguiéndome durante muchos meses, entre algunas dichas, muchas desdichas, no sólo vividas en primera persona, sino especialmente a través de la empatía con algunos seres queridos que se han tenido que enfrentar a verdaderas tragedias.
En esto estaba mi querida Su, uno de esos extraños seres de luz con los que raramente te tropiezas en la vida y de los que ya no te puedes despegar. Todo parecía haberse configurado en su vida desde hacía dos años para oscurecer cualquier pequeño avance, todo iba objetivamente mal, tanto que te provocaba protegerla y curar sus heridas, tocarle la frente y retirar de ella todo dolor, eliminar su infortunio con una varita mágica y subirla al cielo de un impulso para que dejara de sufrir. La veía desaparecer poco a poco entre las garras de la tristeza, se iba haciendo pequeñita a cada golpe y marchitándose con cada intento fallido por renacer.
La he sufrido desde fuera, preguntándome a mí misma-¿qué te puedo dar?-, porque tan sólo mi apoyo, mi fuerza y mi cariño no eran suficientes, pero confiaba en que la luz volvería a ella y hoy he sido testigo de su resplandor. La he llamado justo en el momento en que ella tecleaba mi número (esas cosas de la sincronicidad) y, con sólo escuchar el color de su voz, he sabido que la luz la llenaba de nuevo, pero ahora mucho más radiante, mucho más viva que cuando la conocí hace ocho años. Me hablaba atropelladamente sobre una serie de actividades que ha emprendido desde hace un tiempo que le están llenando de energía, especialmente uno de esos cursos de autoayuda que acaba de terminar.
Me he quedado suspendida entre sus palabras, disfrutando del momento y del brillo con el que te envolvía su voz cuando me ha lanzado como un gran descubrimiento: -¡cuánto estoy aprendiendo, ¿sabes que es verdad?, que el poder la mente existe, que sí, Cris, que si crees realmente en algo, puedes conseguir todo lo que desees…!- Eran tantas las ganas y el entusiasmo que te podía hacer llegar, que contagiaba, emocionaba, traspasaba hasta el corazón y te podía devolver cualquier fe perdida, porque conocer la historia de vida de Su te hacía temer que se quedase paralizada por el sufrimiento.
La verdad, yo siempre lo supe, siempre confié en ella y en ese poder de su mente y siempre se lo dije, pero poder atestiguar su salto hacia adelante, su abandono de las tinieblas es un placer inexplicable.
Hoy se lo he vuelto a decir: -“tu eres luz y no puedes vivir la vida desde otro lugar y sí, las señales existen, la magia también..., tu regreso a la luz es buena prueba de ello”.
Por todo eso, este es uno de esos grandes momentos en que el velo negro de la vida se retira para dejarte ver su mejor gesto y, entonces, todo cobra sentido, todo vale la pena porque las penas valieron.
Todos merecemos ser felices, pero tú más que nadie, sigue brillando, mi querida Su.

2 comentarios:

el piano huérfano dijo...

que homenaje!!! brindo a todos que han puesto luz dentro de la oscuridad
y la vida, yo soy testiga, a veces, te pone harto a prueba...y asi crecemos, a base de palos-golpes que da la vida, golpes bajos, altos.
es verdad, a veces la luz lo tenemos dentro......como su

el piano huérfano dijo...

...y añado que a veces para encontrar nuestra luz interior necesitamos otro Ser iluminado que nos lleve de la mano.
en este caso estoy segura que tu eres el Ser a acompaña a Su.
y yo me acompaño con tus palabras, con tus letras, con lo que siento mientras te leo.
Fiel, como te dije a tus palabras que sin concerte, me asombra tu luz