lunes, 1 de diciembre de 2008

EL COLUMPIO


Observo el paisaje desde mi columpio, hoy tranquila, reclino mi cabeza hacia atrás y me veo ayer. Hoy soy mis pensamientos los que oscilan, no mis emociones, y comienzo a dudar si la serenidad, la estabilidad y el equilibrio perfectos serán tan sólo quimeras. Me pregunto si estamos condenados a la variabilidad. Pierdes el norte un día, lo recuperas al siguiente; extravías la fe, practicas el ritual de San Cucufato y te la vuelves a tropezar tirada unos pasos atrás; lloras amargamente una noche entera y un día después, tomando un café con un amigo, te estás riendo a carcajadas de tu patetismo del día anterior; unas horas antes ves fantasmas por todas las esquinas y unas horas después se difuminan dejando paso a los abrazos de ángeles; te quieres morir una noche y dos despertares más tarde te quieres beber la vida a tragos…

Los juegos de sombras y luces columpian nuestra existencia en un bamboleo constante, lo veo todos los días y me muevo bien como cayado para el desequilibrio de mis cercanos, pero me cuesta aceptar el vaivén cuando son mis pies los que se tambalean. Somos seres emocionales y las emociones no entienden de linealidad, se curvan, se retuercen, se bajan y se suben, zarandeándote a su compás y, si te resistes a ellas, es peor porque tienen el don de quedarse rezagadas en recovecos insospechados macerando el efecto gaseosa, ese que cuando llega no sólo te descompensa sino que te manda a las antípodas de un solo golpe.

En días como hoy, en que mi columpio mantiene cierta armonía y me permite ver el cielo despejado, percibo con transparencia los claroscuros de la realidad y acepto mi naturaleza humana, esa que a veces me hace morir y otras veces vivir y que, después del balanceo, casi siempre extiende a mis pies una red de tentación que me quiere atrapar entre la vergüenza y la culpabilidad por haber pensado, sentido, deseado, y después haber pensado, sentido, deseado distinto; vergüenza y culpabilidad por mi inestabilidad e incongruencia. Pero en días como hoy, desde mi columpio tranquilo, venzo todas las tentaciones y simplemente acepto. Soy humana, sencillamente humana.






17 comentarios:

Ana dijo...

No puedo estar más de acuerdo contigo...Somos seres emocionales y todo lo que tenemos a nuestro alrededor nos afecta. Según el día morimos o vivimos, pero como bien dices somos humanos y eso que nos ocurre es inherente a nuestra naturaleza. Te lo dice una que de un tiempo a esta parte está inmersa en un vaivén emocional que no cesa.
Muchos besos guapa.

Anónimo dijo...

Otra vez te vuelvo a entender perfectamente, ¿será posible?; a mi me toca ahora el descenso, pero sé qie mañana estaré otra vez arrib. ¿Qué sería de nustras almas sensibles y oscilantes sin estas "columpiadas"?

Un besito enorme y perdona si esta mañana fui seca; no era contigo, era con el mundo.

Otro beso

el piano huérfano dijo...

totalmente de acuerdo es la vida misma, pero ya que estamos , vamos a vivir el presente menos pensamientos y mas emociones, y siempre seguir avanzando sin parar.
es bonito un dia llorar otro dia reir, eso si que es sentir la vida.
un beso, te cuido

Cristina dijo...

Ana: a veces los vaivenes son más fuertes y abarcan periodos largos que parecen no acabar nunca, esos son los peores, pero también son los que más nos fortalecen porque es de ahí de donde sacamos las mejores anclas para soportar los azotes de los temporales venideros. Agárrate y a columpiarte, que ya vendrán días de calma chicha. Un beso.

Reina: este columpio tiene la capacidad de hacer movimientos en horizontal y en vertical, por lo que también se bambolea arriba y abajo, parece que ayer te tocaba la bajada, espero que no sea muy vertiginosa y que pronto remontes la subida, creo que ya lo has conseguido. Me alegro, cielo. Un besito.

Raquel: así es, eso es lo bonito, un día reír y otro llorar, lo natural, lo lógico, lo propio del ser humano. ¿Has visto a algún bebé que se mantenga impertérrito siempre?, yo no, y ellos son la representación más pura de nuestra esencia, sin contaminar aún por la artificialidad del mundo social. Por eso, tan sólo debemos permitirnos sentir e intentar evitar (como yo lo intento ahora) la vergüenza o la culpabilidad por sentir. Yo también te cuido, mil besos.

Raúl Navarro dijo...

Últimamente mi columpio no se mueve. Creo que tengo que poner algo de aceite en sus engranajes porque no va ni para adelante ni para detrás, ni para arriba ni para abajo. He debido poner el stand by y vivir en un estado de semi-inconciencia. Vamos, anestesiado me encuentro.
Muchos besos. Siempre un placer pasar por aquí.

Cristina dijo...

Uy, uy, uy... Raúl, te has tomado el pulso?. Me parece que tenemos que hablar, hay que darle un empujoncito a ese columpio y sacarte de esa alexitimia, o para un lado o para otro, pero eso del stand by es peor que las sacudidas, éstas al menos te recuerdan que estás vivo y se de lo que te hablo, también pasé por un tiempo de letargo y, créeme, eso no es nada sano.

Bueno, bueno, vamos a ver.., déjame que busque un poquito de 3 en 1 y te llamo...

Un besico.

loose dijo...

Yo es que soy muy fatiguitas y me mareo enseguida. Jajajj!...
Nada chica, un pequeño paseo y ya me pongo mala, no se qué será peor si esto o quedarse parada...

Esta vida...qué complicada.

Besitos.

Cristina dijo...

Loose, no se trata de elegir entre estar parada o en movimiento, sino más bien lo ideal es dejarse llevar por la inercia del columpio, pero teniendo las manitas bien sujetas a las cuerdas y el culito bien apoyado en el asiento, el caso es procurar no caerte. Cuando el zigzagueo sea suave, pues qué rico!, cuando sea más agitado, pues adaptación al movimiento y cuando toque pararse, pues se para y se disfruta de la belleza del paisaje, no?

Un besote, mi querida fatiguitas.

loose dijo...

Aaayy!! amor, si precisamente es eso, que parada no quiero estar, porque si me paro es porque he sentido miedo y sería otra vez vuelta a empezar. Prefiero el vaivén agitado o no del columpio aunque me tenga que tomar Biodramina. Jejejj...

Otro besito.

Anónimo dijo...

Creo que yo estoy simplemente sentada en el columpio, pensando en coger fuerza para balancearme

Cristina dijo...

Loose, pues venga esa biodramina y a columpiarnos!!! Besos.

Compartí Banners: muchas gracias por tu ofrecimiento, es un honor. Intentaré pasarme en cuanto tenga un ratito. Un saludo.

Bardinda: si estás parada es porque tendrás que estarlo, no es malo, siempre que no ancles demasiado los pies al suelo como para permitirte sentir el impulso de las emociones. Ahora disfruta del paisaje. Un besito.

Alana Keenan dijo...

El columpio de la vida, sentir esa brisa en la cara que viene y se escapa. Me gusta, y también el blog de vos.

Besos

Cristina dijo...

Muchas Gracias Venus, un placer gustarte, un placer conocerte, un placer tu visita, un placer tus palabras...

Besos.

Dr.Mikel dijo...

Cuidado con los columpios no certificados ni homologados, si te caes no podras reclamar daños y perjuicios.
Bsos.

Cristina dijo...

Gracias por el consejo, querido doctor, me hallo en poceso de certificación y homologación de mi columpio y creo que, por ahora, va pasando la prueba.

Bienvenido.

Un saludito.

Anónimo dijo...

¿Dónde te escondiste, hada del agua? Te echo de menos...

Sólo quería darte un beso

Cristina dijo...

Mi querida majestad, mi reina mora, lo siento, ando un poquito sumergida entre las aguas dejándome mecer por el oleaje y al mismo tiempo intentando dominar la fuerte resaca.

Pero no me olvido de mirar de cuando en cuando hacia la superficie y siempre es un placer encontrarte aleteando entre flores.

Otro besito, mi cielo.