miércoles, 7 de mayo de 2008

En lo profundo

Quiso sumergirse en él penetrando sus aguas prohibidas. Trató de excavar nuevas sendas para bucear entre sus mares de amor, pretendiendo adentrarse en un profundo océano de sentimientos. Y fue consciente: tal vez sólo era un mar inventado por ella, porque allá abajo no pudo encontrarle. Estaba sola, en medio de la negrura, el frío y el vacío. No había color, ni arrecifes, ni brisas, ni olas, ni rayos de sol..., sólo ella y sus anhelos.
Enmudecida y sosegada por la quietud y la sombra, imaginó que él habitaba playas cálidas y soleadas y lo vislumbró en su reino mecido por la brisa. Seguía allí, invariable, dónde lo conoció.
Se había equivocado buscándole entre corales y fondos secretos. Él era así, hijo de la brisa fresca, de la superficie clara y de la luz del cielo. Ella, en cambio, pertenecía a reinos de amor diferentes, otros más ocultos, más lejanos, más subterráneos… En aquel lugar habitaba su corazón aletargado, suspendido entre los brazos de la marea abisal, como un tesoro por descubrir en el interior de un pecio a la deriva.
Pero los ojos distraídos de su enamorado seguían mirando al horizonte, a la isla cercana, al pequeño paraíso dónde ella reposó un tiempo y dónde la halló por vez primera. Sus ojos no comprendían que, para descubrirla verdaderamente, debían mirar bajo sus pies. Allí profundo, ella le esperaba, todavía le esperaba.

3 comentarios:

Shidermo dijo...

Mucha gente no lo sabe pero lo bueno es enemigo de lo peor y, a veces, las suaves brisas y el contacto del sol nos hace olvidar que la luz más brillante puede estar oculta en las más frías y oscuras profundidades.
Todas las historias cuentan que los tesoros más preciados están siempre escondidos en las más adversas profundidades de los lugares más remotos. Para acceder a ellos normalmente hay que traspasar diversos peligros, vencer fieros enemigos y, sobre todo, afrontar los propios miedos.
Espero que a ninguna nereida se le ocurra renunciar a su esencia para descubrirse secándose poco a poco bajo el sol abrasador de la playa, que sigan en las profundidades seduciendo a las almas dormidas que sólo pueblan las superficies y rescatando a los osados que se atrevan a adentrarse en los terrenos desconocidos de la magia, a veces oscuros, a veces fríos, pero siempre, traspasadas los muros que los ocultan, llenos de los más ricos tesoros.

Anónimo dijo...

y otros que han perdido la esperanza de encontrar el tesoro y sigen no se conforman con lo que encuentran y no se atreven a buscar.............
afrontar tu propios miedos es facil cuando el te metes en la cabeza que el miedo es otra herramienta para protegerte en el camino pero no pararte.
la espera a veces es infinita

y los ojos del enamorado me entran hasta mis sueños mas profundos.

Cristina dijo...

Shidermo, gracias por tus palabras. Detrás de ellas, aunque no de tu nombre, puedo reconocer perfectamente la esencia de su origen. No puedes ser otro, sino tú: mi gran libertador de almas cautivas.
Alienigena, la esperanza debe ser alimentada día a día, no hay que dar tregua al desánimo. Los mejores tesoros están dentro de uno mismo, empieza buscando ahí. Y las mayores victorias siempre fueron de los más osados, de los que mataron los miedos que los paralizaban sin protegerlos, de los que no cedieron ante pequeñas batallas perdidas, para seguir en pié en la guerra de la vida. Si la espera es infinita, es porque la recompensa lo es más aún.